Los etnometodólogos no están interesados en lo que la gente está pensando sino en lo que ellos están haciendo, creen que la descripción en sí es explicatoria.
Durante la década de los años 1960 a 1970, comenzaron y se extendieron diferentes críticas a la metodología empleada, sobre todo en la sociología (Cicourel, 1964, Garfinkel, 1967). Estas críticas con resabios más bien positivistas, acentuaban la idea de que la realidad social era algo construido, producido y vivido por sus miembros.
Para poder comprender la parte activa que juegan los miembros de un grupo social en la estructuración y construcción de las modalidades de su vida diaria, se fue creando, poco a poco, una nueva metodología, llamada etnometodología por ser algo elaborado por el grupo humano que vive unido, un etnos.
La etnometodología ha especificado los procedimientos reales a través de los cuales se elabora y construye ese orden social: ¿cómo se realiza, bajo qué condiciones y con qué recursos?. Esto ha constituido una práctica interpretativa: una constelación de procedimientos, condiciones y recursos a través de los cuales la realidad es aprehendida, entendida, organizada y llevada a la vida cotidiana.
Esta corriente no se centra tanto en el qué de las realidades humanas cotidianas (qué se hace o deja de hacerse), sino en el cómo, es decir, en la modalidad de su ejecución, desenvolvimiento y realización, que puede ser en gran parte un proceso que se desarrolla bajo el umbral de la conciencia. De aquí, que la etnometodología sostenga que en las ciencias sociales todo es interpretación y que “nada habla por sí mismo”; que todo investigador cualitativo se enfrenta a un montón de impresiones, documentos y notas de campo que le desafían a buscarle el sentido o los sentidos que puedan tener.
Este “buscarle el sentido”constituye un auténtico “arte de interpretación”.
Las realidades humanas, las de la vida cotidiana se manifiestan de muchas maneras: a través del comportamiento e interacción con otros miembros de su grupo, de gestos, de mímica, del habla y conversación, con el tono y timbre de voz, con el estilo lingüístico (simple y llano, irónico, agresivo, etc.) y de muchas otras formas. Todo esto necesita una esmerada atención a los finos detalles del lenguaje y la interacción para llegar a una adecuada interpretación. Para ello, hay que colocarlo y verlo todo en sus contextos específicos, de lugar, presencia o no de otras personas, intereses, creencias, valores, actitudes y cultura de la persona-actor, que son los que le dan un significado.
De acuerdo con la mayor o menor influencia de estos factores, una determinada conducta puede revelar vivencias, sentimientos o actitudes muy diferentes: puede revelar fraternidad, amor, resentimiento, recelo, asertividad, venganza, agresividad, franco odio, etc.
Para lograr conocer a una persona no es suficiente preguntarle, por ejemplo, por medio de una entrevista, aunque ésta sea en profundidad, ya que el lenguaje sirve tanto para comunicar lo que pensamos como también para ocultarlo. Por todo ello, la etnometodología no considera el lenguaje como algo neutro o como un instrumento sin más que describe la vida humana real, sino como un constitutivo de ese mundo humano o social, que revela, a su vez, la forma o modalidad en que la interacción produce ese orden o estilo social en que se da. Por todo ello, para corroborar su interpretación con una triangulación el medio técnico más apropiado en la etnometodología es la observación independiente o participativa, según el caso, con la grabación de audio y de vídeo para poder analizar las escenas.
La etnometodología que Garfinkel, verdadero fundador de esta orientación metodológica, ha tratado de desarrollar en los últimos tiempos, está muy poco orientada hacia las generalizaciones universalistas y trata de concentrarse en competencias altamente ubicadas en disciplinas específicas. El fin es especificar la esencia o el qué de las prácticas sociales dentro de dominios altamente circunscritos o especializados del conocimiento y de la acción.
Así, el trabajo de interpretación estará influido por instrumentos interpretativos locales, como categorías reconocidas, vocabulario familiar, tareas organizativas, orientaciones profesionales, cultura grupal y otros marcos conceptuales que le asignan significado a los asuntos en consideración.
Finalmente, la etnometodología ha examinado muchas facetas y aspectos de la vida humana y del orden social; así, ha sido aplicada con éxito a una gran variedad de tópicos, que incluyen problemas familiares, estudio del curso vital, trabajo social, violencia doméstica, enfermedades mentales, terapia familiar, problemas sociales y estudio de anomalías psicológicas y sociales.
BIBLIOGRAFÍA
Coulon, A., La etnometodología, Cátedra, Madrid, 1998. Garfinkel, H., Estudios en etnometodología, Prentice Hall, Nueva Jersey, 1967. Geertz, C., kwnowledge Local: Basic Books, NuevaYork, 1983. Holstein, J.A. y Gubrium, JF, la fenomenología, la etnometodología, y la práctica interpretativa,en Denzin y Lincoln, 1994. Gubrium, JF y Holstein, JA, Análisis de la práctica interpretativa, en Denziny Lincoln, 2000. Mehan, H y de madera, H, La realidad de la etnometodología, Wiley, Nueva York, 1975. Schutz, A., Estudios sobre teoría social, Martinus Hijhoff, La Haya, 1964.
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