Lic. María Rosario Carrasco Patzi
El diccionario de
Sociología de Luciano Gallino (1995) se refiere a la Cultura como un patrimonio
intelectual y material, casi siempre heterogéneo pero a veces relativamente
integrado otras veces, antagonista, durable pero sujeto a continuas transformaciones
de ritmo variable de acuerdo con la naturaleza de sus elementos y de las
épocas, constituido por: valores, normas, definiciones, lenguajes, símbolos,
señas, modelos de comportamiento, técnicas mentales y corporales. Asimismo, el
diccionario de Sociología de los autores Acebo y Brie (2006) indican que la cultura esta constituida por todos los objetos
materiales y elementos no materiales creados por el hombre en tanto sujeto
histórico (lenguaje, creencias, usos, costumbres, conocimientos, normas,
valores, símbolos. De igual manera los autores Bobbio y Mateucci en el
Diccionario de Política (1988) se refieren a la Cultura política como un
conjunto de actitudes, normas y creencias compartidas mas o menos ampliamente
por los miembros de una determinada unidad social y que tienen como objeto
fenómenos políticos. Asimismo consideran que no se debe cometer el error de
creer que la Cultura política es algo homogéneo, por el contrario, una sociedad
esta constituida por un conjunto de subculturas, o sea de actitudes, normas y
valores diversos que frecuentemente se oponen entre si.
En lo que se refiere a
la Multiculturalidad, el trabajo realizado por Manuel Castells (1992) La Ciudad
Multicultural hace un análisis sobre nuestro mundo el cual es étnica y culturalmente
diverso y las ciudades concentran y expresan dicha diversidad. Frente a la
homogeneidad afirmada e impuesta por el Estado a lo largo de la historia, la
mayoría de las sociedades civiles se han constituido históricamente a partir de
una multiplicidad de etnias y culturas que han resistido generalmente las
presiones burocráticas hacia la normalización cultural y la limpieza étnica.
Incluso en sociedades, como la japonesa o la española, étnicamente muy
homogéneas, las diferencias culturales regionales (o nacionales, en el caso
español), marcan territorialmente tradiciones y formas de vida específicas, que
se reflejan en patrones de comportamiento diversos y, a veces, en tensiones y
conflictos interculturales. [1]
Asimismo, Manuel Castells con el autor Jordi Borda (1996) relatan que la
aceleración del proceso de urbanización en el mundo se debe en buena medida al
incremento de las migraciones rural-urbanas, frecuentemente debidas a la
expulsión de mano de obra de la agricultura por la modernización de la misma,
siendo asimismo consecuencia de los procesos de industrialización y de
crecimiento de la economía informal en las áreas metropolitanas de los países
en desarrollo.
También, Manuel Castells (1974) dice que la Multiculturalidad en América Latina, se debe a que las formaciones sociales antes
de la colonia fueron destruidas físicamente o desintegradas socialmente, surgiendo, entonces, nuevas sociedades constituidas a partir de éste impacto, éstas nacieron y
se desarrollaron bajo el signo de la dependencia, sin apenas presentar
particularidades relativas a la estructura social preexistente como en el caso
de Asia.[2] La historia del
desarrollo económico y social en América Latina, y por tanto de su relación al espacio, es la historia de los diversos
tipos y formas de dependencia por las que sucesivamente se fueron organizando
sus sociedades. Lo que hace complejo el problema es el que en una situación
concreta, la coyuntura urbana no exprese sólo la relación de dependencia
presente, sino las supervivencias de otros sistemas de dependencia así como su modo de articulación.
En cuanto a las diferencias
culturales en las ciudades, Manuel Castells, en su obra: La Ciudad y Las Masas,
(1986) profundiza en la comprensión de las reacciones entre las ciudades y el
cambio social; asimismo realiza un análisis de las comunidades de Castilla de
1520, el movimiento urbano de Madrid,
el final de la era franquista y América Latina. Concibe a la ciudad como un producto social resultante de intereses y valores sociales en pugna y precisa a los
movimientos sociales urbanos como movilizaciones populares capaces de
transformar la estructura urbana, donde estos movimientos surgen de las
demandas centradas en el consumo colectivo, de la defensa de la identidad cultural asociada a un territorio concreto,
y a la movilización política en relación con el gobierno local [3]. Además, este
autor, en su Trilogía: La Edad de la Información, establece que la interacción entre la
sociedad de la información, la energía de la identidad y los movimientos
sociales define nuestro mundo, es por esto que sus obras se denominan una
trilogía, donde el primer libro habla del nuevo sistema tecnoeconómico, en el
segundo sobre la tendencia actual de movimientos y políticas sociales que se adaptan o resisten la nueva sociedad de la red y en el tercer
libro da el resultado de estos dos temas conjuncionados en uno solo, donde
expresa la transformación macro del mundo.
Actualmente, la Multiculturalidad en
América Latina desde las practicas culturales hegemónicas es analizada desde el
punto de vista de los autores Lopez y Kuper (1999) que indican que la
situación pese a los acelerados
procesos de aculturación y al avance de un sistema educativo uniformizador en
los territorios indígenas,
las
lenguas autóctonas son idiomas de uso predominante, la persistencia de lo indígena
es tal que su presencia es no sólo innegable sino incluso más obvia que antes. Tal
situación ha determinado que un número creciente de países reconozca su
carácter multiétnico y haga alusión a la deuda histórica que tiene frente a las
primeras naciones que poblaron el continente y sobre cuyo sojuzgamiento se
constituyeron los actuales Estados nacionales. Eso ha determinado que
ahora las constituciones de por lo menos once países (Argentina, Bolivia,
Brasil, Colombia, Ecuador, Guatemala, México, Nicaragua, Paraguay, Perú y
Venezuela) reconozcan
y acepten su pluri o multiculturalidad y que algunos, como en el caso
ecuatoriano, dejen incluso traslucir el carácter «multinacional» del país. A
estos se suman otros cuatro (Chile, El Salvador, Honduras y Panamá) que, con
disposiciones de menor rango, reconocen también tales derechos y, entre ellos,
el relativo a una educación diferenciada.
Otro autor
de fama mundial que estudia a la sociedad y sus relaciones culturales Pierre Bourdieu,
(1997) cuyas obras le han convertido ya en un clásico de la sociología
contemporánea, manifiesta que la sociedad es un sistema relacional de
diferencias en el que se dan una serie de campos con sus reglas de juego
particulares, describe el espacio social global como un campo de
fuerzas, cuya necesidad se impone a los agentes que se han adentrado en él, y
como un campo de luchas dentro del cual los agentes se enfrentan, con medios y
fines diferenciados según su posición en la estructura del campo de fuerzas,
contribuyendo de este modo a conservar o a transformar su estructura. Es en
esos campos de fuerzas, en los que se desarrollan los conflictos
específicos entre los agentes involucrados. La educación, la burocracia, los
intelectuales, el religioso, el científico, el del arte, etc. son campos
específicos, es decir, estructurados conforme a esos conflictos característicos
en los que se enfrentan diversas visiones que luchan por imponerse. [4]
Tambien hay autores Latinoamericanos que analizan la problemática
Cultural desde perspectivas diversas uno de estos casos es la investigación
realizada por Francisco Sagasti (1999) que se refiere a las corrientes
culturales de carácter hegemónico y que en la época
moderna conllevan hacia la Globalización,
indica que las sociedades
se vuelven interdependientes en todos los aspectos de su vida, política, económica
y cultural, y el alcance de tales interdependencias significa global. La
humanidad abarca a toda la gente que vive en el globo. Hoy podemos hablar de
una estructura
global de la política, de la economía, de las
relaciones culturales, que va más allá de cualquiera de los límites
tradicionales y que conecta sociedades separadas en un único sistema, sostiene que este fenómeno comenzó con el
descubrimiento de América.[5]
Otras investigaciones sobre este tema es la de Jacques Delors (1996) en
ese sentido se refiere a la globalización cultural, y sus serios contrastes,
por un lado la homogeneización, propuesta por los medios de comunicación, por
el otro, el surgimiento de los nacionalismos y la necesidad creciente del
individuo, para aferrase a lo propio, a lo que le da identidad.
En el campo educativo, el cambio de los paradigmas mundiales, y la
sociedad del conocimiento, plantea a la educación un gran desafío, según Juan
Carlos Tedesco (1995) y es la de formar jóvenes, y comunidades con nuevas
competencias, y habilidades necesarias, para enfrentar con éxito, un mundo cada
vez más competitivo, de no seguir la dinámica globalizante, el desempleo, la
marginación social, y la criminalidad, son sus consecuencias más previsibles y
conocidas.
En nuestro contexto, Xavier Albó se refiere a la Interculturalidad como un
conjunto de actitudes y relaciones de las personas o grupos humanos de una
cultura con referencia a otro grupo cultural, a sus miembros o a sus rasgos y
productos culturales. De ahí también puede referirse a otras construcciones y
estructuras simbólicas y sociales que reflejan esta diferencia cultural.
En lo referente a
la Identidad, el diccionario de Sociología de los autores Acebo y Brie (2006)
indican que el término identidad es retomado
por la psicología social actual, para designar la continuidad de la conciencia
de sí mismo del individuo, esta
conciencia se sostiene a través de los roles sociales que se asumen y del
reconocimiento social del sujeto. La identidad se forma durante la pubertad y
la adolescencia, periodos en que el individuo elige y asume roles para su vida
futura. Esta tarea se realiza por la integración de elementos conscientes y
subconscientes (cualidades, necesidades, etc.) con frecuencia conflictivos. La no integración de esos
múltiples elementos puede generar crisis a las que se denomina “difusión de
identidad” y que llevan a la perdida de identidad o de la propia imagen.
Asimismo, Xavier Albó (2002) se refiere a la identidad como una vivencia de ser
y sentirse uno mismo/a. Sentirse miembro de un determinado grupo social. Una
misma persona puede identificarse con diversos grupos sociales, bajo un
determinado aspecto, pero al mismo tiempo diferenciarse de éstos o de otros,
bajo otro aspecto.
Siguiendo esta
línea de investigación, están los trabajos sobre Globalización Cultural, al
respecto Xavier Albó (2002) se refiere al término de Globalización, como un
proceso contemporáneo de articulación de todas las sociedades humanas y de sus
formas de vida. Se ha iniciado en el ámbito de la economía, las comunicaciones
y la informática y va teniendo repercusiones en todos los demás. Aunque
actualmente se expande sobre todo de los centros de poder hacia la periferia,
difundiendo sus estilos e intereses, no implica necesariamente la
uniformización. Para que el proceso genere equidad y formas solidarias de
convivencia hay que fortalecer una globalización alternativa desde las
realidades y culturas locales, periféricas y subordinadas, hacia el centro, con
rasgos necesariamente interculturales y otras expresiones de pluralismo.
También están los trabajos del Padre Gregorio Iriarte (2005) sobre la
Globalización, en los que señala que del fenómeno globalizador, no hay nada que
salvar, la globalización es algo intrinsecamente malo y perverso, porque la
globalización no es otra cosa que el inmenso poder del capital transnacional,
implantado a nivel mundial, gracias a los avances de las nuevas y poderosas
tecnologías, en su obra la Globalización, el Neoliberalismo y la Postmodernidad
trata de las características y alternativas ante el riesgo de la
globalización. Está también, José Luis Rebellato (1999) en su obra
La globalización y su impacto educativo – cultural en donde se refiere a los
modelos neoliberales y su capacidad de moldear el imaginario social, la vida
social, la vida cotidiana, los valores que orientan nuestros comportamientos en
la sociedad. Más aún la cultura de la globalización con hegemonía neoliberal
está produciendo nuevas subjetividades.
En cuanto a la
Discriminación, el Diccionario de Sociología de los autores Acebo y Brie (2006)
indican que es un trato injusto y desigual para con determinado individuo,
grupo o categoría social. Por lo general el comportamiento discriminatorio
parte de individuos o grupos pertenecientes a la cultura dominante. Muchas
veces se vincula con las minorías, es un fenómeno a consecuencia de prejuicios
y de actitudes etnocéntricas los cuales no solo están vinculados a aspectos
raciales y étnicos, sino también a la edad y al género. Asimismo, el Diccionario de sociología de Henry Pratt (Segunda edición en español 1997) se
refiere a la discriminación social como el trato desigual a grupos, esta no
consiste en la diferenciación como tal, sino en la validez general del canon de
admisión en el grupo propio en la forma en que aquel se define por su elemento
predominante. También, con la temática
sobre discriminación racial, étnica y educación intercultural se encuentra el
trabajo de investigación de Mario Yapu (2004) que dice que en Bolivia al igual
que otros países latinoamericanos, probablemente, el surgimiento de los
movimientos sociales, en los últimos quince años, ha tenido matices de
contenido étnico, los conflictos que emanan de ellos no pueden explicarse
únicamente bajo categorías “clasistas”, sería necesario introducir variables
étnicas y culturales, por cuanto la misma Constitución Política del Estado deja
establecido el carácter pluricultural y multiétnico del país.
Dentro de la Realidad Boliviana otras investigaciones
sobre las practicas culturales homogenizantes se encuentra el trabajo:
Descolonización en la Educación, es una compilación realizada por el CEBIAE (2006) que puede
ayudarnos a aclarar algunos conceptos y categorías pertenecientes a
construcciones teóricas diversas por ejemplo: Historia, Educación y
Colonización. Institucionalidad y prácticas educativas colonizadoras. Acciones
ideológicas en la educación colonizadora. Y Paradigmas para una educación
Descolonizadora. Otra obra que refleja la realidad educativa es: Educación,
Reforma o Revolución, compilación realizada por el editor Rolando Barral
Zegarra (2002) en donde a través de diferentes autores toca temáticas
relacionadas con: Las historias de las Reformas Educativas en los Andes,
Globalización y Educación, Filosofía de la Reforma Educativa, La
Interculturalidad, una nueva estrategia de asimilación monocultural y ¿Para qué
sirven nuestros colegios? entre otros temas. Siguiendo la misma perspectiva se
encuentra José Antonio Mc Gregor (1999) con su obra Identidades en la
Globalización y política Cultural.
NOTAS BIBLIOGRÁFICAS
[1] Carlos Alonso Zaldívar y Manuel Castells (1992) "España, fin de
siglo", Madrid: Alianza Editorial 1992.
[2] LA CUESTION URBANA.
CASTELLS, Manuel. Siglo XXI, Editores S.A. 1974
[3] LA CIUDAD Y LAS MASAS. CASTELLS,
Manuel. Alianza Editorial S.A. Madrid, 1986
[4] PIERRE BORDIEU, Razones prácticas. Sobre la teoría de la acción,
Barcelona, Anagrama, 1997, 233 pp
Barcelona, Anagrama, 1997, 233 pp
[5] Sagasti,
Francisco Raúl. Los Desafíos de un Orden Global Fracturado: Una interpretación
desde América Latina, en Política Internacional, Revista de la Academia
Diplomática del Perú, número 55, Lima, 1999, pagina 110.